Textos


Diálogo en proceso con Lucia Luna
Este es el comienzo de un intercambio que ya tiene sus años de encuentro y reencuentro. Desde esta experiencia que nos convoca El Salón de los Rechazados, generaremos juntas un nuevo diálogo en proceso que Lucia inicia con estas palabras y que va dar cuenta de un texto en construcción a lo largo del laboratorio in situ.



Un lugar seguro

de Lucía Luna

La casa, el hogar y aquello que puede ser la imagen del universo. El hogar, muchas veces no identificado con la casa, remite  a un espacio seguro de germinación en donde se desarrollan de manera orgánica, las vidas de los individuos, que, a modo de semillas, brotan, crecen y mueren en un espacio común.  Mi casa está disuelta. Se esfumó cuando se esfumó la persona que la mantenía  en movimiento. Y ahora está en proceso de convertirse en otra cosa. Algo que no es hogar ni taller, ni galería, pero al mismo tiempo es un poco cada una de esas cosas. Una pared que es un lienzo y un balcón destrozado que es contenedor de un refugio.
Lo oscuro luminoso es una muestra que exhibe un regreso. Evidencia una cáscara rota, a punto de dar a luz, en un momento de quiebre.  Sacamos puertas, abrimos ventanas, dejamos circular. La casa como organismo vivo que juega a ser inundación de lo que no se puede contener. La incontención de todo lo bueno y todo lo malo.

Casi como en el juego de confianza, en donde una persona se deja caer hacia atrás, esperando, con la máxima seguridad posible, que su pareja lo ataje evitando cualquier tipo de golpe y lastimadura. Abrir la puerta de tu casa, aun sin saber si es o no tu casa, es algo parecido a eso. La experiencia es arriesgada y conmovedora. Es movilizadora porque todos los aspectos entran en movimiento. La obra, la casa, el hogar, la familia, el lugar seguro. Un espacio que puede ser abierto y cerrado. Un juego en donde no sabemos en dónde nos metemos.

Como si fueran policías del amor, los artistas llegaron, inspeccionaron, documentaron, movieron, abrieron y cerraron. Tratando de adivinar, descubrir y convivir con La casa, respetando su forma, y negociando con ella, ganado espacios y disolviendo trabas. Ordenaron. Reabrieron y cuidaron porque nada descansa, todo se mueve y todo todo vibra. Lo animado y lo inanimado también se mueve y nos mueve. Y existen mudanzas internas y movimientos ajenos  que son parte de nosotros.  Lo que descansa también se mueve.  Lo oscuro también ilumina y señala lo que anda mal¸ lo oscuro señala lo irreparable.  La intervención de otro sana, limpia y cura. Lava. Los otros y sus casas internas.

Ellos jugaron con lo mismo con lo que jugó la casa. La casa juega y  la casa mira. Y cada uno de los artistas, como caracoles, llevaron sus casas encima, adentro. Y jugando.