Un texto en proceso
por Gabriela Larrañaga
Por qué aquí
Este laboratorio in situ da cuenta de parte de la producción
que se desarrolló en el taller y clínica de obra que hoy se presenta en el
Salón de los Rechazados (nombre que hace alusión a la exposición paralela de
los artistas excluidos del mítico Salón de Paris del año 1863, que abrió la puerta a una
ruptura final de las líneas éticas y estéticas que regían las normas y
movimientos artísticos de ese momento). Paradójicamente estamos aquí también dando nuestra respuesta, como acción artística, ante el “rechazo
institucional” que sufrimos a días de la fecha original de exposición, debido
al cierre sorpresivo de La Casona de los Olivera sin claras explicaciones. Cabe
recordar que aquel espacio de muestras ubicado en las márgenes de los centros
del arte (barrio de Floresta) ofrecía una interesante oportunidad tanto a
artistas consagrados como emergentes para hacer conocer sus producciones. Como
reacción ante esta negativa reencausamos nuestro proyecto proponiéndoselo a
Lucia Luna, una artista amiga que ha ideado este lugar de arte en donde
fuera su hogar familiar en un edificio en el barrio de Once.
Este nuevo contexto reafirma nuestro trabajo convirtiéndolo
en un gesto reparador, que insiste, como
un guiño interno, promoviendo una práctica in situ que refuerza las
ideas que intentamos alumbrar.
Esta insistencia casi caprichosa es una cualidad que
desarrollamos los artistas para poder llevar adelante proyectos e ideas bajo
condiciones que sentimos adecuadas para
un modo de producir y circular en arte. Es pertinente decir que cada vez más en
los últimos años vemos florecer diversos proyectos que se alojan tanto en casas, oficinas,
plataformas virtuales, etc. dando respuesta a la precariedad y abandono de
instituciones oficiales generando un
nuevo paradigma de artistas de diversas disciplinas que se agrupan y auto
gestionan con el propósito e interés de establecer puentes y lazos sociales más
cercanos.
Por qué un
Laboratorio in situ
La idea de “laboratorio” implica una manera de llevar a cabo
una experiencia artística tomando como
referencia este dispositivo de la ciencia que proporciona los medios necesarios
para realizar investigaciones, trabajos, experimentos de carácter científico o
técnico, que está equipado con instrumentos a medida en donde llevar adelante
prácticas diversas según la rama de la ciencia en cuestión. Me interesa
particularmente la idea que conlleva el laboratorio en tanto lugar de trabajo y
escenario de prueba, experimentación, exploración. No tomaría el concepto de laboratorio
como medio de control y normalización que garantice la repetición de un
resultado, más bien todo lo contario.
Elaborar, corporizar, poner en acción y materializar los
proyectos en un espacio más instalativo que expositivo. Este laboratorio de arte
no opera dentro de un lugar tradicional de exhibición en donde generalmente se
encuentran obras ya cerradas, un poco congeladas. En este caso hay más
interrogantes que respuestas, más proceso que resultado. Esto se percibe ni
bien se traspasa el umbral.
La casa despliega un campo simbólico inevitable con el que
se establece un diálogo, invita a echar mano a distintas prácticas posibles en
este tablero tridimensional en donde
producir signos y reflexiones, formalizar las elaboraciones conceptuales que empiezan a
echar luz sobre las distintas zonas, haciendo foco quizás en algún lugar
extraviado de la memoria para iluminarla.
Los integrantes de este laboratorio conforman un grupo
heterogéneo con recorridos diversos y
experiencias en relación al arte muy variadas. Algunos ya han mostrado en
distintas oportunidades, participaron de otros proyectos, han sido
seleccionados en premios y programas, otros se encuentran en etapa de formación o hacen su primer
muestra y eso es lo más vivo que tiene
esta experiencia tanto por su diversidad como por el potencial humano que
permite dialogar, entramar, generar
preguntas, atravesar lugares incómodos, abrir un campo sensible que se
permeabilice en principio para los que
formamos parte y fundamentalmente para los que circulen por estas habitaciones.
Después de varias
visitas al salón y de conversar con Lucía que confió y nos acompaño en
la idea de realizar esta práctica en relación a la casa, cada integrante fue
articulando sus propuestas. Se compartieron puntos de vistas, ayudas técnicas,
se traspasaron experiencias, se armaron vínculos solidarios que fueron dejando
huellas vívidas y que invito a reconocer.
Quisiera dar un breve paseo por las obras que se desarrollan
y los invito a seguir algunas procesos que continuaran dando pasos durante el
transcurso del laboratorio.
Ser arte y parte
Ricardo Santesteban nos
recibe en el hall con una instalación que invita a iluminar una serie de
autorretratos que proyectan sombras que aluden a imágenes celulares, como si quisiera encontrar en el
origen de la semilla una clave en donde continuar reconstruyendo su camino de identidad, es
interesante esta instalación porque hay
que iluminar para percibir capas ensombrecidas. Al igual que otras piezas pictóricas que montó en el salón también promueve un
sentido de construcción en donde nos anima
a sumarnos a participar de ese viaje a un centro que a modo de mandala invita a acompañar esa búsqueda existencial
que hoy también recorre por el camino del arte.
María Raquel Veiga señala
el balcón como lugar de conexión entre el adentro y el afuera de la casa. Ella
intenta ofrecernos con su intervención
un evento de un tiempo pasado, un jardín no ideal. Hace uso de sus dibujos
bocetos que nos hablan de sus pinturas. El recuerdo de una tormenta que azotó
Buenos Aires la inquieta y se sirve del despojo que esta trajo, como ramas secas
y otros restos. El balcón es a la vez metáfora viva y cruce de los tiempos.
Bruno Rota se plantea una obra en proceso juega con el sentido
del rechazo y opera recuperando
proyectos auto rechazados, inacabados, casi embrionarios que hoy los retoma, monta un taller y registra esos
pasos que dan cuenta de esa acción de recuperación .Utiliza distintos medios
como el dibujo, el video, la fotografía para reformular esa categoría y quizás
reconsiderar durante el proceso esas nuevas lecturas que el hacer vuelvan
obras.
Enrique Ferreyra
interviene el muro con sus imágenes casi topológicas. Su red de signos
se metamorfosea, discurren entre cintas de Moebius y fragmentos que él sabe traer de su universo
entre la tierra y el acero. Una esquina de la sala mayor nos convoca
particularmente. Crea un inquietante
juego óptico que sabe formalizar con paciencia y grafito. Me pregunto
que señala entre esas dos paredes.
María Sol Marcelloni con su amigo Pablo Roldán en otro balcón
de la casa nos interpela con su videoinstalación que nos obliga a detenernos en el afuera
.Porque desde allí abajo el barrio de
Once emite sus chirridos como los trenes de la estación Miserere .Ella nos trae
lo que accionó en ese lugar. Su captura y registro es sensible a ese dolor
social, la memoria del horror nos conmueve. Ella como una obra viva de Greco escribe en el
asfalto caliente Ferrocarril y su palabra denuncia.
Gabriela Ojeda construyó
un propio universo que pareciera vincularse con imágenes de la infancia. Sus
imágenes poseen una cualidad particular
nos convidan a rememorar. Ella intenta
descubrir en los pliegues que hay en sus acuarelas. Tímidamente y con gran
delicadeza enfrenta los monstros que no quieren salir y que se entretejen en el
tiempo y el mobiliario de la casa.
Maia Cosín interviene una pequeña habitación, día tras día
reordena los objetos que estaban acumulados y los cataloga. Realiza una
acción de transformación, produce una alquimia maquinal en la que pone el
cuerpo al servicio de una transmutación. El pedaleo insistente de su
performance nos recuerda que esto es una obra, que ella inútilmente acarrea ese peso de las memorias .Por suerte
el arte se entremete y no podemos dejar de ver que ese cumulo de objetos
descargados y cargados de historia hoy insiste y pervive en esta ceremonia
profunda que nos conmociona.
Este texto en proceso continuará como este laboratorio in situ que hoy abre
sus puertas para compartir la intimidad de este juego de sentidos que nos
ofrece Lo Oscuro Luminoso.